La ausencia de instalaciones acordes a los niveles operados a lo largo de los años treinta explicó, en parte, el desinterés manifestado por las principales empresas de exportación radicadas en nuestro país en ampliar las cantidades comercializadas desde Puerto Quequén. Decía el autor del informe elaborado a los fines de justificar la construcción de un elevador fiscal que “(…) los depósitos y los muelles de la margen izquierda (Quequén) están prácticamente monopolizadas por las firmas Bunge y Born y Louis Dreyfus, en virtud de que fueron las primeras que operaron en este puerto (…)” justificando la inexistencia “(…) de otros depósitos fiscales en esta margen debido a la estrechez de la zona portuaria que en este lugar es de 75 metros.”
El problema con respecto a la deficitaria infraestructura portuaria adquiría nuevas dimensiones. Resultaba evidente que las gestiones orientadas a incrementar el acopio al interior portuario buscaban ofrecer mayores comodidades a las exportadoras que “(…) absorbieron en el año 1938 el 85% de la exportación de cereales (…)”. En el detalle presentado sobre el “Movimiento de exportación de cereales clasificado por firma-1938” Bunge y Born ocupa el primer lugar con 319.432 (56,5%) toneladas operadas mientras que Louis Dreyfus Ltda. y La Plata Cereal Cº el segundo y tercero con 159.933 (28,3%) y 55.547 (9,8%) toneladas respectivamente.
De ahí la intención de la autoridad portuaria en iniciar “(…) la construcción de 8 depósitos de 120 m x 30 m (….) con una superficie cubierta de 28.000 m2 (…)” con el objetivo de cubrir la demanda de los principales operadores portuarios. Aquel proyecto suponía la incorporación de unas 177.000 toneladas que, sobre el cálculo de una capacidad de giro de cinco veces el acopio estático, sumaban unas 753.000 toneladas anuales. Con el objetivo de modernizar el sistema de carga, los “(…) los depósitos serán destinados preferentemente a la recepción y embarque de granos embolsados (…) requiriendo para tal efecto de “(…) balanzas automáticas, cintas transportadoras para la formación de pilas en los depósitos o para el embarque directo, galería de embarque todo a lo largo del frente de atraque, a fin de lograr la mayor celeridad, economía y orden en las operaciones de almacenamiento y embarque”.
El proyecto, por lo tanto, no sólo contemplaba una mejora sustancial del acopio estático al interior del recinto portuario sino que además ofrecía la posibilidad de desarrollar una infraestructura moderna a partir de “(…) la instalación de equipos de clasificación y limpieza en cada uno de los depósitos de segunda fila, y la eventualidad de que deban efectuarse embarques a granel.” Además de los 8 galpones proyectados para agilizar la exportación de cereales, el documento técnico argumentaba a favor de la construcción de depósitos para cabotaje como resultado del “(…) paulatino incremento del intercambio de cargas de removido con otros puertos nacionales (…)”.