Un detalle curioso del informe publicado en el año 1895 por el ingeniero Figueroa da cuenta de las dificultades ocasionadas por los fuertes vientos registrados en la costa de nuestra ciudad. Al respecto, Figueroa indicó que, para el caso de la provincia de Buenos Aires, la frecuencia media de los vientos provenía de la tierra, exceptuando los de la costa de Necochea, donde “(…) se manifiesta del Sud a Sudoeste o sea del litoral oceánico, por causa de la anormal orientación de aquella con relación a las demás”.
Sin embargo, y más allá de lo señalado con respecto a las dificultades que las condiciones meteorológicas imponían a la navegación, el informe cobró mayor relevancia por la certeza de Figueroa sobre el futuro emplazamiento de Puerto Quequén. Ente las fortalezas sugeridas por el informe, Figueroa elogió la particular fisonomía del río Quequén al indicar que (…) ofrece grandes profundidades muy cerca de la costa y un río susceptible de ensancharse, canalizarse y si se quiere, hasta represarse (…) [el cual,] (…) permitiría situar un puerto a uno o dos kilómetros de las barrancas de la costa, invisible del lado del mar.
Para el ingeniero hidráulico, la obra exterior consistiría en un canal de acceso hasta 700 metros de largo, muy favorablemente orientado con respecto a los vientos del sur. Figueroa, sin saberlo, anticipó algunas de las características de los futuros proyectos portuarios elaborados en 1910 como resultado del proceso de licitación pública convocado por el estado nacional. Su informe, en definitiva, constituyó un documento de incalculable valor que, entre otras cuestiones, determinó el futuro emplazamiento de las instalaciones portuarias sobre el interior del río Quequén Grande.