Como ya ha sido mencionado, hasta los primeros años del siglo XX, el transporte marítimo de mercaderías a lo largo de la costa bonaerense se realizaba a través de los primitivos “pailebotes” que movilizaban entre 50 y 200 toneladas de carga. La fragilidad de su estructura y una eslora que variaba entre los 20 y los 50 metros, convertían a las maniobras de acceso y egreso al recinto portuario del Quequén en una verdadera prueba de valentía. Una vez ubicadas las embarcaciones sobre la desembocadura, dos baqueanos oficiaban de prácticos desde las orillas del río, sujetando las embarcaciones con sogas que permitían remontar los buques con caballos en dirección al muelle. Algunos memoriosos, en el cincuentenario de la fundación de la ciudad celebrado en 1931, recuerdan la existencia de una casilla de chapa que servía de vivienda y refugio al primer práctico -de apellido Greco- mencionado por los primeros pobladores de la región.
No obstante la especificidad de esta función, el practicaje integraba las funciones portuarias con las tareas agrícolas-ganaderas desarrolladas en la zona. El conocimiento del terreno y de las condiciones de la desembocadura garantizaba el éxito de las maniobras para sortear las dificultades registradas en el ingreso al río. La fama adquirida por el Quequén llevó a ingeniero Julio B. Figueroa, responsable de uno de los primeros informes técnicos a afirmar que: (…) en los 18 días de trabajo en la costa del Quequén, tuvimos ocasión de presenciar la entrada de un pailebot y la salida de otro, pues ambos hicieron nuestra misma estadía. La calma y estoicismo de la tripulación revelaban un acentuado fatalismo: nada de impaciencias ni cantos alegres, y así rodeados de la mayor quietud, esperaban una marea salvadora que los astros imponentes no llegaron a producir, hasta que sobrevino un fuerte viento del sud que, elevando el nivel de las aguas, puso las embarcaciones a flote.
La caracterización realizada por Figueroa sobre las maniobras de ingreso al sistema portuario revela algunos de los aspectos que fundamentarían la necesidad de modificar el espacio portuario. De manera clara, la referencia destaca las dificultades a las que se enfrentaban los tripulantes de los buques en las maniobras de ingreso al desafiante río Quequén.